Aprende a no juzgar y comunicar eficientemente a través del Eneagrama
La mayoría de las ocasiones en las que entramos en conflicto ya sea a nivel laboral como a nivel personal, es por mala comprensión.
Mala comprensión de los demás, mala comprensión de las circunstancias que nos rodean, mala comprensión en todos los casos propiciada por el filtro que realizamos en base a nosotros mismos.
Esperamos que cuando pedimos algo, cuando ordenamos algo o incluso cuando queda algo por hacer, la persona que estamos observando esté o no al cargo, lo haga y que lo haga en el momento que nosotros lo haríamos (que es cuando lo estamos viendo), con la diligencia que nosotros lo haríamos (puesto que como observadores de esa circunstancia para nosotros la solución es más rápida y fácil) y de la forma en que nosotros lo realizaríamos (porque la forma que nos da un buen resultado a nosotros, es la que interpretamos como la correcta y factible).
La cuestión es que para nuestra sorpresa, eso no ocurre, y fruto de nuestras propias expectativas nos frustramos y enfadamos con los que interpretamos responsables de esa emoción de displacer que nos invade.
¡Y es que pensamos que todos los demás son como nosotros! Que se mueven con los mismos valores, con las mismas reglas y creencias… pero la realidad es que cada uno de nosotros “somos de un padre y una madre “.
¿Qué quiere decir esto?
Pues quiere decir, que cada uno realizamos un determinado filtrado de las cosas en función no solo de nuestra sistema interno de procesamiento, sino de las improntas que recibimos a lo largo de nuestra vida, de los comportamiento aprendidos de nuestros referentes, de los condicionamientos culturales que tenemos y sobre todo de nuestro propio aprendizaje a lo largo de la vida.
Cuando no somos capaces de percibir cómo funciona la estructura mental de una persona acabamos esperando cosas de ella que no puede darnos. Cuando realmente la conocemos, no esperamos nada de ella que no pueda darnos.
Esto no es un conformarme y ya está, no es un no hay nada que hacer. Es todo lo contrario. Es entender que quizá lo que para mí es algo fácil y rápido, para la otra persona puede ser algo lento y complicado y que en mi mano está el ayudar en el proceso para conseguir que todos estemos a gusto o juzgar a esa persona como inepta, minusvalorarla y quejarme por lo que todos estaremos mal.
En nuestros cursos sobre Eneagrama y autoconocimiento, tanto para empresas como particulares, siempre hay un antes y un después, porque fuera a parte del conocimiento propio de que se imparte el hincapié principal está en comprender y no juzgar las diferentes formas de relacionarse con una misma realidad.
Comprender y no juzgar la individualidad y procesos de respuesta de cada persona en cada circunstancia particular. Comprender y no juzgar a los demás ni a mí mismo.
Esto último redunda en una mejor convivencia y en una mejora del ambiente laboral porque no sólo te vas a conocer en más profundidad, sino que vas a conocer la forma de procesar la información y de actuar del otro y en el momento que algo no salga como esperas, no caer en el juicio y la crítica sino en el entendimiento y la búsqueda de una solución.
Conocer si las personas desempeñan los puestos que mejor se adaptan a ellos es algo que repercute en el hecho de que la productividad aumente. La base es esa, sacar lo mejor de cada uno adaptándolo a lo que mejor puede hacer y no dar por hecho que todos estamos cortados por un mismo patrón y somos capaces de desarrollar las cosas de igual modo y manera al de uno mismo.
Este sería “ el truco “
Lo mismo que no le pedirías a una tortuga que trepe a un árbol porque conoces las características que tiene una tortuga, preocúpate de conocerte y de conocer a tus empleados, compañeros o familiares y verás como tu percepción cambia.
Desde el momento que conoces realmente a alguien, aunque todo siga igual, todo cambia para ti.