Saber es importante, controlar el dialogo interno es fundamental.
El diccionario define ACTITUD como la disposición de ánimo manifestado de algún modo, mientras que la APTITUD se define como la capacidad para operar competentemente en una determinada actividad.
Cuando valoramos la actitud, lo hacemos en base al conocimiento que puede poseer una persona y éste, el conocimiento, es fácilmente mensurable por el currículum dado que en él podemos ver las capacidades y capacitaciones que ha adquirido esa persona.
Desgraciadamente la actitud no es tan fácilmente medible.
La actitud viene moldeada por las experiencias, creencias y suposiciones que vive una persona.
Esto quiere decir que nuestra actitud vendrá marcada por la calidad de nuestro diálogo interno, el concepto que uno tenga de sí mismo y la autoestima que posea, dado que todo esto va a determinar su comportamiento. De ahí que, en la gran mayoría de las ocasiones, la actitud sea siempre más importante que la aptitud.
Imagina nueve personas diferentes, cada uno con un tipo de creencias y por supuesto con su propio diálogo interno. Nueve estructuras mentales distintas que pueden estar centradas, aunque no suela ser lo habitual. Todas ellas tienen la misma preparación, mismo currículum, mismas capacidades, sin embargo, cada uno tiene sus creencias:
El primero cree que no hace las cosas lo suficientemente bien busca ser perfecto y sólo ve los posibles errores.
El segundo cree necesitar conexión lo que le hace buscar el cariño, el amor de sus colegas o jefes a través de la ayuda y el halago.
El tercero necesita ser reconocido ya que él no se reconoce a sí mismo, sus logros le califican como persona.
El cuarto cree necesitar ser único y para serlo se compara saliendo perdedor en dicha comparación. En su diálogo interno siempre se hace de menos.
El quinto cree que no sabe lo suficiente , que no tiene suficiente conocimiento y por ello duda estar preparado.
El sexto necesita estar completamente seguro de todo, tiene miedo a meter la pata.
El séptimo necesita estímulos y cree que pronto se aburrirá o que podría estar haciendo algo más estimulante, no quiere sufrir.
El octavo cree que puede con todo, no importa lo que le echen.
El noveno quiere estar en calma, pasar desapercibido.
Su aptitud vendrá marcada por la intensidad del diálogo interno. De ahí la importancia de conocer a tu equipo, de ahí el valor que tiene tanto el autoconocimiento, como la capacidad de un líder para leer la realidad interna de los miembros de su grupo.
Cuando se posee esta capacidad se sabe qué tecla tocar para hacer que el diálogo interno de cada una de las personas se convierta en un murmullo prácticamente imperceptible que permita a la misma desarrollar su aptitud sin ningún tipo de problema.
La aptitud es importante, pero la actitud aún más y cuando uno tiene la posibilidad de mejorar la actitud de los demás, se convierte en un auténtico jefe y líder de equipo.