Cuento: CALMAR EL SILENCIO

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El superpoder de encontrar calma cuando se está en silencio.

El sabio caminaba tranquilo, saboreando cada paso que daba. Marchaba en silencio contemplando los bello rincones que el paisaje le regalaba, cada árbol, cada piedra, cada flor, un olor, una sensación...

Junto a él, caminaba su discípulo. Éste, camina inquieto, miraba hacia los lados, dejaba vagar la vista pero sin ver absolutamente nada. De vez en cuando hacía el amago de iniciar una conversación, pero el sabio, su maestro, levantaba ligeramente la mano izquierda frenando así las intenciones de su alumno.

Entonces el discípulo se quedaba unos pasos por detrás farfullaba algunas palabras y enseguida volvía al paso de su maestro observando cómo este caminaba sin decir nada, sin hacer nada.

Cada intento de hablar del discípulo era frenado con un ligero movimiento de mano tras el cual el sabio sonreía para sus adentros centrándose de seguido en su marcha, observando y disfrutando.

Tras varias horas de camino el sabio paró con intención de comer. Dejaron sus fardos cada uno en el suelo, extendieron la manta donde poner los alimentos y donde poder sentarse.

Una vez sentados el discípulo no pudo más

- ¡No lo entiendo! ¿Cómo puede estar tanto tiempo sin hablar estando en compañía? preguntó con cierta molestia e incomodidad.

- No tenía nada importante que decir, repuso el maestro

- Eso da igual -dijo el discípulo contrariado. Mantener una conversación puede hacer una larga caminata mucho más amena.

El sabio ante las palabras del alumno entendió que había llegado la hora de instruirle en una lección que recordaría toda la vida.

- Cuando se habla por hablar no es por que te agrade la compañía del otro, no es para que el camino se haga más corto y agradable, no es por simpatía o educación, normalmente es porque no toleramos el SILENCIO.

Cuando estamos en silencio oímos nuestros pensamientos y eso nos incomoda, nos perturba porque no somos capaces de controlarlos, porque nos llevan a situaciones desagradables.

Sólo cuando puedes estar en silencio, sin distracción de ningún tipo, ya sea música, un libro, compañía... podrás decir que estás en paz contigo mismo.

La mente discursiva es la que aprovecha el silencio para vagabundear por universos alternativos, llevarnos a situaciones que no sabemos si pasarán, ponernos en antecedentes, en definitiva, meternos en emociones displacenteras que condicionarán nuestra forma de actuar.

Frenar dicho discurso es un entrenamiento que genera beneficios a corto y largo plazo. Saber estar en silencio puede ser relativamente fácil si nos ayudamos de elementos externos, la televisión, un móvil, un libro, música... elementos distractores que nos permiten salir de nosotros. Lo que es más complicado y requiere dicho entrenamiento es estar en silencio en la quietud, sin hacer nada, simplemente pasear sin interactuar, sentarnos en un banco a observar, disfrutar de estar con nosotros mismos y con todos nuestros pensamientos.

Y tú ¿puedes estar en calma en silencio?