Cambia tu foco de atención

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Prestar atención a nuestro lenguaje puede servirnos para tomar conciencia de la realidad

Estamos constantemente rodeados de enseñanzas a las que no prestamos atención. De hecho la realidad externa está ahí para aprender de ella.


Pero no nos prestamos atención a nosotros, perdiendo la oportunidad de aprender. No. Nuestra ATENCIÓN está siempre fuera, pero con una particularidad, es una atención hacia afuera que gira en torno a nosotros.


Esta es una visión muy egoísta de la realidad.


Sin darnos cuenta, empezamos a utilizar pronombres reflexivos, "me", "te", "nos" o pronombres personales como "conmigo", o preposiciones como "contra mí". Porque todo lo que ocurre a nuestro alrededor lo tomamos como algo personal y lógicamente eso nos producirá malestar, porque en cierto modo nos sentimos atacados.


Lo más curioso del tema es que el 99,9 % de las veces, esa realidad no tendrá nada que ver con nosotros, pero igualmente nos lo llevamos a lo personal.


  • Que “me” llaman por teléfono a deshoras... lo han hecho aposta para molestarme.
  • Que mi pareja “me” grita... está buscando confrontación.
  • Que ha llegado un rumor sobre un amigo... le llamo diciendo mira lo que “te” han hecho.
  • Que el jefe nos llama a la atención en el trabajo... está enfadado “conmigo” y así hasta el infinito.


Lo tomamos como algo personal y lo justificamos.


La verdad de todas estas realidades es que, si llaman por teléfono a deshoras no te llaman, simplemente llaman; y tu pareja no te grita, tan solo grita. Probablemente sea porque ha tenido problemas y está sacando de forma inadecuada una emoción interna, o porque ha podido tener una determinada expectativa, lo podemos llamar desahogo, pero en todo caso habla más él que de ti. Tu jefe llama la atención no porque está enfadado contigo, sino porque está enfadado y a tu amigo podrías advertirle de lo que han hecho y no de lo que le han hecho.


De esta forma, con el uso incorrecto de los pronombres, tenemos una visión muy sesgada de la realidad que nos lleva constantemente al ego y a sufrir.


Nos creemos actores principales del universo y solo lo somos de nuestra propia vida. Cuando aprendemos esto y nos ponemos manos a la obra dejamos de sufrir.


Prestar atención a nuestro lenguaje puede servirnos para tomar conciencia de la realidad, para evitar expectativas y apégoos y sobre todo para aceptar la realidad tal como es, no, nosotros nos gustaría que fuera.


Recuerda que no ves la realidad como es, sino como tú eres.