Todo es más fácil cuando decides dejarte fluir y no forzar los acontecimientos.
Cuando nos forzamos a conseguir que las cosas salgan, cuando nos forzamos a conseguir algo, estamos dejando de fluir, nos convertimos en quien no somos y tensamos la realidad.
· Cuando quieres caerle bien a alguien suele ocurrir el efecto contrario y “es normal” porque dejas de ser tú mismo. Sin darte cuenta estás buscando validación.
· Cuando quieres llevarte bien con tus hijos estos se vuelven más reactivos y “es normal” porque dejas de ser tú mismo y lo único que buscas es controlar para sentirte seguro.
· Cuando tiene invitados y haces todo para que la velada sea perfecta, no suele salir como lo tenías planeado y “es normal” porque dejas de ser tú mismo para convertirte en un especialista de eventos que está buscando reconocimiento.
· Cuando te vas a nadar y estás pensando que todos tus movimientos sean perfectos, no avanzas lo mismo y te cansas más, y “es normal” porque el pensamiento te aleja de la acción. Deja de pensar cómo hacer y tan sólo haz.
No puedes forzar la realidad.
- Si no te cansas, te costará dormir
- Si no activas tu mente te costará meditar.
- Si no haces ejercicio al final acabarás cansándote más.
Siempre hay un opuesto.
Hasta que no dejas de querer ser alguien en concreto y te permites ser tú mismo, tendrás la dificultad para alcanzar la calma, la felicidad y la sabiduría.
Los extremos no son buenos y tendemos a pasar de uno a otro cuando no obtenemos el resultado deseado.
Cuando te empeñas en ir por un lugar donde todo son obstáculos puedes estar seguro de que por ahí no es.