Haz cosas y no vivas arrepintiéndote de no haberlas llegado a hacer.
Es muy posible que a ti también te haya pasado.
Planificas, tienes ideas, creas sueños que te gustaría realizar sin ser ensoñaciones realmente difíciles de realizar.
Puede ser un viaje, puede ser una experiencia, como ir a bucear, tirarte en parapente o incluso puede ser atreverte a pedir una cita esa persona que te gustaría que fuera parte de tu vida.
Pasas mucho tiempo, imaginando, incluso poniendo posibles fechas, pero luego llega el instante y no lo haces porque de repente consideras que no es el momento. "Ya lo haré..."
Y en esta conclusión es donde estás completamente equivocado. El momento es AHORA.
Damos por hecho que tenemos toda la vida por delante y esta forma de pensar no es una forma de pensar muy lógica. Nadie sabe cuánto tiempo va a continuar en este mundo y hay una cosa que está clara, nada de lo que has conseguido o vayas a conseguir a nivel material te lo vas a poder llevar contigo el día que fallezcas. Lo único que te llevas son las experiencias que hayas podido acumular.
Así que posponer todas esas cosas que amarías hacer es probablemente la idea más loca que puedes tener.
Cada día que te despiertas es un regalo, es un cheque de 86.400 segundos que tienes que gastar, no son acumulables, cada día 86.400 segundos. Y al igual que con el dinero los puedes malgastar o puedes hacer un buen uso de ellos, generando activos que te proporcionen esa riqueza vital que todo ser humano necesita.
En el libro Las cinco cosas de las que la gente se arrepiente antes de morir (de Bronnie Ware enfermera de cuidados paliativos) tenemos el ejemplo perfecto de nuestro miedo a pensar en la muerte, nuestra procrastinación y nuestro egocentrismo. Los sueños no cumplidos y el dejar de hacer porque no es el momento forma parte de él y es una de esas cinco cosas.
Vivimos robotizados, pensando exclusivamente en trabajar, evitando mostrar nuestros sentimientos, dejando de lado a las amistades, a la familia, aplazando nuestra felicidad hasta los 65 años que es cuando supuestamente hemos decidido poner en práctica todo aquello que queremos realizar. Es cuando podemos empezar a vivir con la sensación de haber cumplido con nuestro deber... Es cuando merecemos empezar a disfrutar...
Evitamos mostrar muestra vulnerabilidad, de hecho, pasamos nuestra vida evitándolo y lo más gracioso es que esa vulnerabilidad es la que nos hace humanos.
Cuando uno es capaz de poner el foco en lo importante no postpone un finde de pareja, ni una cena con los amigos, ni un te quiero, ni un abrazo o un beso…
Cuando uno tiene el foco centrado entendemos como en la canción que lo nuestro es "un contrato de renta" y que en cualquier momento podemos tener que abandonar el piso o el lugar.
Por lo tanto, ríe, ama, besa, viaja, abraza, arriesga, haz… pero hazlo AHORA