Foco y comunicación

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A la hora de relacionarse con las personas hay que prestarse atención.



Si hay algo importante a la hora de relacionarte con las personas es PRESTAR-TE atención.



¿Te chirría lo que digo verdad?


Entendemos las relaciones humanas como el intercambio de información y emociones entre individuos, donde la empatía y la asertividad son funciones esenciales que nos ayudan en esa labor comunicativa cuya función esencial es la conexión y la interrelación (porque somos animales sociales y nos desarrollamos en sociedad ) y cuya función práctica, es que el mensaje llegue de la forma correcta.


Es aquí donde puedes errar. 

No te preocupes, simplemente es porque puede que desconozcas algo básico a trabajar y no perder de vista cuando te relacionas, EL FOCO.


Cual actores en escena, realizamos nuestro viaje con un foco flexible que nos ilumina.

Cada uno tiene el suyo, así que no debes preocuparte por el foco de los demás sino por el tuyo. Limpiar su cristal para que te siga iluminando, vigilar que el flexo que lo dirige esté hidratado... ya que para relacionarte con los demás, este flexo es importante. De hecho, la empatía lo usa para conectar.


Cuando sales a escena tu foco te ilumina, pero si solo permaneciese en ti no podrías conectar con los demás. Así que, cuando otro personaje entra en esa escena, lo primero que hace tu foco es girar su flexo un poco para descubrirle y según el individuo se acerca, tu foco vuelve a ti, porque esa persona ya lleva el suyo y si no lo giras le acabarías deslumbrando con el tuyo y volvería alejarse. 


Esta es la parte más importante de la comunicación, RECUPERAR EL FOCO y es la que se nos suele olvidar hacer.


Así que, sin foco, sin luz, presto sólo atención a la otra persona. Descuido mi comunicación, olvido mis emociones, me alejo de mí mismo y hasta puedo desconectar de mi propia perspectiva y valores cayendo en las de los demás, porque además es muy fácil hacerlo dado que las emociones son sumamente contagiosas.


El resultado de estas interacciones suele dejar un sabor amargo en ti. 

La comunicación, la interrelación no cumplido con su máxima primordial: SER en todo momento, sin máscara y absorbido este ser por la oscuridad, tu EGO ha hecho acto de presencia.


Esto pasa más a menudo de lo que pensamos y con tu diálogo interno vuelves a casa en emociones, no beneficiosas. Mas es importante recordar, que si eres capaz de analizar y objetivizar, lo único que ha pasado es que por unos instantes has descuidado tu foco.


Nadie más es responsable de él, puede que hayas pasado por un charco y algo de barro lo haya manchado o que la propia lluvia hay empañado su cristal…

No importa, la solución es fácil: ¡Límpialo!


Vuelve a hacer que te ilumine y sigue prestándote atención cada vez que te relaciones con los demás.


Ilumina tus emociones para ser consciente de ellas, solo así, podrás saber si son las adecuadas para conseguir el propósito que persigues.

Ilumina tu cuerpo para descifrar su lenguaje oculto y relajar aquellas zonas de tensión.


Ilumínate para que a la hora de relacionarte puedas prestarte atención.