Hablar o comunicarse

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No es lo mismo hablar que comunicarse

Porque no es lo mismo comer que nutrirse, ni beber que hidratarse, no es lo mismo hablar que comunicarse.

Nuestra comunicación depende de varios canales a los que generalmente no prestamos atención por qué nadie nos ha dicho cómo teníamos que hacerlo y por eso en muchas ocasiones, la comunicación no es tan buena como esperábamos.

La emoción adecuada, las palabras adecuadas, la gestualidad adecuada genera una comunicación efectiva.

Comunicar, a pesar de la emoción no es comunicar, es imponer, maltratar, lucirse y esto tiene más que ver con nuestro ego que con nosotros. Si la emoción no es la adecuada, las palabras que utilizaremos para expresarnos tampoco lo serán, vendrán determinadas por lo que sentimos, no por lo que queremos expresar.

En cuanto a la comunicación no verbal nos pasa más de lo mismo.

El sistema límbico se encarga de generar las emociones, pero es también el responsable de la gestualidad. Emoción y gestos van de la mano y por mucho que el córtex cerebral quiera mostrar otra cosa, cuando estamos metidos en una emoción desagradable, podemos intentar fingir nuestra emoción, pero los gestos nos delatarán.

De modo que cuando queremos comunicar de una manera efectiva lo primero que debemos tener en cuenta es a nosotros mismos. Poner en valor esa premisa de la Programación Neuro Lingüística (PNL) que dice que,

“ si A se comunica con B y B no lo entiende, el problema no es de B sino de A “.

El ejercicio de auto observarse se convierte en algo básico si queremos relacionarnos de la manera adecuada, si queremos que nuestro mensaje no sea malinterpretado, si queremos generar asertividad, seguridad y empatía con nuestra comunicación.
Si bajamos la guardia, si no nos prestamos atención, muy probablemente fracasaremos en nuestra intención de comunicarnos.

Y tú, ¿hablas o te comunicas?