El lenguaje corporal y las emociones van de la mano y cuando la emoción es una pero se simula otra, la corporalidad se resiente.
LA PREGUNTA PARA ENTENDER CORRECTAMENTE EL FUNCIONAMIENTO DEL CEREBRO ES ESA
¿QUÉ LE INFLUYE MÁS AL CEREBRO?
¿EL LENGUAJE VERBAL, LA ENTONACIÓN o EL LENGUAJE CORPORAL?
Los estudios demuestran que el porcentaje más pequeño, un 17% es para el lenguaje verbal.
El segundo porcentaje es para el el tono o la entonación con un 28%.
El tercero y más importante es para el lenguaje corporal con un 55%.
El lenguaje corporal y las emociones van de la mano y cuando la emoción es una pero se simula otra, la corporalidad se resiente.
¿Qué significa esto?
Simplemente que si estoy enfadado, por mucho que intente disimularlo o negarlo, todo mi cuerpo expresará que lo estoy.
Que si tengo miedo, aunque pretenda hacerme el valiente, mi cuerpo mostrará que tengo miedo y por lo tanto el mensaje que trasmita no convencerá.
Con cada una de las emociones sucede exactamente lo mismo.
De hecho no hay como desear que te saquen para un truco de magia, para conseguir que no te saquen, por mucho que hayas querido disimular el interés.
El CEREBRO LÍMBICO ES EL CEREBRO DEL SENTIR, el cerebro de las emociones y éstas aparecerán en nuestro lenguaje corporal aunque queramos evitarlo.

Podemos saber si nuestro mensaje convence por cómo se sitúan los cuerpos
Ésta es la forma en la que notamos si alguien está enfadado con nosotros, al igual que un depredador detecta el miedo en su presa o un delincuente sabe elegir perfectamente su víctima.
El lenguaje corporal nunca nos va a mentir.
Cuando no existe alineación entre lo que se dice y lo que la corporalidad expresa algo va a chirriar, algo va a hacer que te pongas en guardia por eso...
No hay mejor ANTÍDOTO que decir lo que se piensa, pero no de cualquier forma y a costa de cualquier cosa, sino de forma asertiva, es decir, en el momento adecuado, de la manera adecuada y sin intención de hacer daño o herir a la otra persona.
Si no lo hacemos al ponernos en estado de guardia lo único que conseguimos es una emoción displacentera, tanto en nosotros como en los demás, que no ayudará en absoluto a mejorar la comunicación.
(Como para pensar que realmente todo está bien)