Maestro lama y discípulo

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Un cuento para aprender un poco más sobre la comunicación

El maestro lama enseñaba a su discípulo desde la experiencia así que no dudó en enviarle al panadero para que le dijera que el pan que les había entregado no estaba en buenas condiciones.


Trás la tarea el discípulo regresó al monasterio y el maestro le preguntó.


-¿Qué tal?


A lo que el discípulo contestó


-No fue agradable maestro, agradecería que no me enviara más a este tipo de tareas.


El maestro sonrió y preguntó


-¿Qué ha pasado?


El discípulo no perdió el tiempo para contestar que el panadero había reaccionado de manera displacentera.


-Y ¿cómo fuiste tú?-preguntó el maestro

-¿Cómo?

-¿Te apetecía la tarea que te encomendé?

-¡No! -respondió sin duda el discípulo

-Puede que ahí esté el problema. Fuiste rechazando la tarea que te encomendé y somos pura energía, según entraste en la panadería el panadero comenzó a vibrar con tu misma intensidad.

-¿Quiere decir que soy culpable de su reacción?

-Puede -contestó el maestro. Repasemos qué hiciste.

-Entré en la panadería

-¿Qué más pasó?

-Cuando empecé a hablar empecé a retirar pelusillas de la vestimenta.

-¿Mirabas al panadero?

-No directamente

-Y qué hizo él

-Se pasó la mano por la comisura de los labios y con un dedo levantó su nariz.

-¿Os acercasteis?

-Nooo, ¡Cada vez teníamos más distancia! Acabó diciendo que ya hablaría con usted.


El maestro sonrió y con voz suave y pausada dijo:


-Cuando una emoción se apodera de ti puedes contagiar a las personas con las que te cruces. Si no eres capaz de sentirla, no eres capaz de cambiarla, mas siempre podrás observar los gestos de los demás para poder observarte tú mismo.


Tú eres responsable de tu emoción, tú eres responsable de tus circunstancias.