Mala persona

blog image

Te haces más daño del que te hacen los demás



Soy mala persona.

Al menos esa es la conclusión a la que llegarías si hablases a otras personas de la misma manera en la que te hablas a ti mismo, de eso no cabe ninguna duda.

No te permites fallar, no te permites la duda o el desconocimiento y lo que es peor, da igual lo que hagas porque o se podría haber hecho mejor o bien no tiene ningún mérito. De hecho ante cualquier halago pensamos que es normal hacerlo. -¿Normal o es algo que tienes interiorizado y a lo que no das valor?-

En cierto modo, si miramos nuestro lenguaje tiene sentido, ya que cuando hacemos algo por alguien y éste nos da las gracias, la respuesta más común es un "de nada”, como restando valor a lo que acabamos de hacer. En otras lenguas como el francés la contestación se traduce en un "con placer o es un placer y en inglés con un “eres bienvenido“, pero aquí el "de nada” minusvaloriza la acción.

Cuando no somos capaces de valorar cada logro que conseguimos y nos convertimos en severos jueces que critican y exigen, nuestro estado de ánimo cae. Podemos hacer ese filtrado que desvaloriza lo positivo y que tan sólo se fija en lo que falta, en el error, dejando en la oscuridad cada cosa que sí que hemos hecho bien y logrado.

Eres un inútil... Estás tonto... Cómo se te ocurre... Eres un incompetente...

Sólo piensa por un momento qué le dirías a un amigo que te hablase así cada vez que vas a hacer algo o cada vez que has hecho algo.

No somos justos con nosotros mismos, nos tratamos mal, y de la misma manera que nos miramos en un espejo y no dejamos de ver imperfecciones, a la hora de hacer somos aún peores porque aquí incluso cuando aún no hemos hecho ya nos estamos criticando.

La compasión hacia uno mismo es básica.

No somos perfectos, probablemente podamos equivocarnos, es más, vamos a equivocarnos muchas veces, pero tenemos que darnos permiso para ello.

No se trata de que no nos importe nada, sino que el resultado sea simplemente eso, un resultado que siempre se puede cambiar.

Cuando hacemos sin la presión de nuestro juez, hacemos mejor y cuando valoramos lo que hacemos, nuestra autoestima crece y nos anima a seguir haciendo.

No seas injusto contigo, eres maravilloso tal y como eres y en el momento que te des cuenta estarás encantado de conocerte.