RECUERDA

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Vivir no es un ensayo, vive sin dar por sentado lo que la vida te da.

La vida no es dura, la vida es preciosa, maravillosa y si pusiésemos nuestra atención en lo importante no tendríamos queja.

Mas ¿dónde ponemos nuestra atención?

En lo que deseamos, así que cuando no lo conseguimos, nos resentimos, nos quejamos y clamamos al cielo - "¿Por qué nos pasa eso a nosotros?" Nos centramos en tener porque el deseo genera eso, querer tener, pero es un juego que nos deja totalmente insatisfechos, porque el deseo es como un agujero negro que va engulléndo todo lo que conseguimos pero que nunca se siente satisfecho y cada vez quiere más y más. Y sí, las cosas también nos salen bien, y cuando las cosas resultan, tenemos pequeños momentos de alegría. Pero esos momentos de alegría se tornan rápidamente en insatisfacción porque a pesar de conseguir lo que queríamos, no hemos podido llenar esa sensación de vacío.

Pretendemos llenar un vacío que viene de dentro, de la forma distorsionada que tenemos de percibir la realidad, con cosas que vienen de fuera, sin entender que de nada que desear tener tan sólo es un placebo momentáneo que cuando pierde su poder deja más aún al descubierto nuestra verdadera carencia.

Pensamos que la vida es dura porque hemos distorsionado la palabra control y la queremos controlar, porque hemos errado el concepto de permanencia y pensamos que somos permanentes y que tenemos todo el tiempo del mundo y de repente, la vida nos da un golpe de realidad, porque la vida es lo que tiene que ser y no lo que queremos que sea y ni la podemos controlar ni nada es permanente. Cuando ponemos nuestra atención en lo importante, en ser, nos damos cuenta de que sí, en la vida hay dolor, un dolor lógico, como cuando pierdes a un ser querido, como cuando estás enfermo, pero también existen miles de motivos para agradecer y disfrutar de ella.

Cada día que vivimos es un regalo que damos por hecho y el amor, el cariño que recibimos se devalúan si no prestamos atención.

Ver, oír, saborear, oler, tocar.... Nuestros sentidos nos ofrecen infinidad de momentos para vivir y recordar. Cada abrazo, cada caricia, cada risa, cada demostración de interés, cada mirada al espejo en la que te agradeces sonreirte.

Cuando prestamos atención, nos llena. Nos hacen sentir plenos. Cuanta más atención prestamos a lo que disfrutamos sin dar por sentado que las cosas son así, dejando de pensar que es algo natural, como que amanezca cada día y podamos disfrutar tanto de que haga sol como de que esté lloviendo, podamos disfrutar de la playa, del monte, de la ciudad... nos hace darnos cuenta de lo afortunados que somos.

Cuando apreciamos a las personas que tenemos a nuestro alrededor, tal y como son, no como nos gustaría que fueran (deseo), nos damos cuenta de la riqueza que poseemos y dejamos de perder el tiempo en críticas ,enfados y distanciamientos.

La vida es maravillosa y es perfecta como es, la mejor maestra del mundo, el dolor te hace aprender, pero solo si estás dispuesto. Y cuando lo haces, te deja todo el resto del tiempo de recreo para que disfrutes.

Disfrutar de la vida, solo tiene un secreto, vivirla con la mayor atención posible. Recuerda que esto no es un ensayo.