Resistencia y aceptación

blog image

La resistencia te cierra la puerta al aprendizaje y las oportunidades.

La vida no es fácil, es algo que insistimos a nuestros Kamis (personas que realizan nuestro proceso Origami)

La vida es bonita y de hecho lo mejor que podrías hacer, es verla como un aula en el que no dejamos de aprender, donde nos ponen una serie de ejercicios (no problemas) que tendremos que resolver con el fin de ser cada vez más sabios. Sin embargo la vemos como una carrera de obstáculos donde una serie de seres, unos visibles y otros invisibles, confabulan para que yo sufra lo más posible. Porque somos expertos en tomarnos las cosas como algo personal.

¿Y por qué lo vemos así?

Porque el ser humano tiene una obsesión HUIR DEL DOLOR. Esto lo que quiere decir es que mostraras resistencia a todo aquello que te pueda producir dolor, exponerte a una crítica, hablar en público, llamar la atención a tus hijos, el despido, la muerte...

Tendremos a lo largo de nuestra vida toda una serie de de elementos que curiosamente sólo nos causarán dolor cuando nos resistimos a vivirlos y lo que hacemos es esconder la cabeza como avestruces (si no pienso en ello, no pasará)

Y es que si algo es verdad es que todos en algún momento de nuestra vida nos vamos a enfrentar a algún momento de dolor que si no aceptamos no nos permiten evolucionar, no nos permiten aprender y crecer.

Un día te despiden, o te separas de tu pareja y aquello que no querías que pasara no te queda más remedio que vivirlo. Mientras no aceptas sigues en paro u obsesionado con tu ex pareja, pero cuando aceptas es cuando se abre una nueva puerta, es cuando aparecen nuevas oportunidades. HAS ACEPTADO Y EL DOLOR HA QUEDADO ATRÁS.

El asunto es que veces ni siquiera te has dado cuenta de que has aceptado por eso vuelves a fallar en los mismos ejercicios. De hecho cuando eres consciente de ello, cuando te das cuenta, aprendes en este aula que es la vida y ante una misma situación (o situación similar) ya no serás reactivo sino proactivo.

Cuando algo duela, cuando estés sufriendo por algo, pregúntate:

¿QUÉ ES LO QUE NO ESTOY ACEPTANDO? ¿QUÉ ES LO QUE NO QUIERO SENTIR?

Y ahí, en el sótano de tu mente encontrarás siempre la solución. Sólo tienes que "encender" la luz.