Vuelta a la rutina

blog image
Volver a la rutina no tiene por qué afectarte emocionalmente

Vuelta al trabajo. Pasamos de las vacaciones de verano donde “en teoría” el reloj no importa, donde no hay obligaciones, donde parece que tenemos el control de nuestro tiempo y de nuestras decisiones, a una rutina muy poco rutinaria.

 Muchas cosas cambian. Las personas con las que trabajamos han tenido nuevas experiencias que les han cambiado, aunque sea mínimamente, cambian de opiniones, de comportamiento…; los hijos comienzan el nuevo curso  al que tienen y tenemos que adaptarnos, nuevas extraescolares, nuevos monitores en el gimnasio… Hasta puede que hayan cambiado las direcciones de algunas calles y por donde antes podías ir ahora no puedes.

Todo esto para los que ya llevamos tiempo experimentando durante años entra dentro de lo habitual, pero lo más importante no es esto sino el hecho de que ya no estás de vacaciones, ya no dispones de tu tiempo y tu mente va a comenzar a enviarte un sinfín de pensamientos con esa tendencia que tiene a juzgar  y etiquetar todo lo que entra en contacto contigo.

Lo más probable es que muchos de estos pensamientos te lleven a emociones que te puedan dificultar el estar equilibrado, provocando que tu seguridad, tu confianza disminuya e incluso que te cueste mucho centrarte. Estas programando la vuelta a lo que entendemos como rutina y dejas de prestar atención a lo que está ocurriendo para estar constantemente en lo que va a ocurrir.

El ritmo de vida aparentemente aumenta y la cantidad de cosas para hacer. Tus obligaciones y tus metas te irán tensando, provocando emociones desagradables y una sensación muy limitante, que es esa sensación de que no te va a dar tiempo (estrés).

Y cuando estás confuso tus decisiones no son las correctas, tu capacidad para afrontar el trabajo y las diferentes sorpresas que te pueda traer la vida no es la beneficiosa para ti, te conviertes en alguien reactivo, que no escucha, que tiene dificultades para relacionarse, entenderse como le gustaria con los demás, desestimado y sin capacidad de concentración.

Y todo ¿por qué?

Porque el ser humano está más preocupado de mirar hacia fuera que de mirar hacia dentro.

·      Porque queremos controlar cosas que no podemos controlar.

·      Porque vivimos en mundos paralelos al mundo real.

·      Porque no aceptamos, porque…

Podría seguir enumerando hasta aburrirte, pero prefiero decirte el porqué:

VIVES DE FORMA INCONSCIENTE, HAS PUESTO EL PILOTO AUTOMÁTICO

¿Quieres cambiar el modo en el que vives?

Permítete preguntarnos.