Ve todas tus circunstancias como una oportunidad para reinventarte
Cada vez que una persona se enfrenta a la incertidumbre aparece el dolor y el ser humano lleva muy mal el dolor a pesar de ser una enseñanza por la que tarde o temprano pasaremos todos. Enseguida lo transformamos en sufrimiento gracias a nuestra mente.
Esta incertidumbre puede llegar en modo de despido, enfermedad, trabajo, novedad …
El hecho de ver que no tienes todas las respuestas hace que tu mente discursiva (aquella de la que surge todo el flujo de pensamientos)comience a hacerse presente y te lleva a ensoñaciones donde: a pesar de ser un experto en tu materia, ese día delante del jefe no vas a saber algo, vas a hacer el ridículo y te van a despedir; o a pesar de que el médico que te ha diagnosticado una enfermedad y te ha dicho que todo está bien, que no va a haber ningún problema, vas a pasarlo terriblemente mal, entre insufribles dolores; o en caso de ser despedido porque hay que reducir el número de trabajadores por reestructuración de empresa, tu mente te lleva a otro sueño donde el motivo es bien diferente, tú eres el problema y todo el mundo lo sabe, y te va a resultar imposible encontrar un nuevo trabajo.
Otra de las razones por las que este dolor o si prefieres llamarlo duelo se convierte en sufrimiento es porque eres incapaz de soltar el control, en cuanto las cosas no salen como tú habías pensado, una vez más, permites que tu mente te lleve a soñar y por lo tanto a sufrir.
Cuando eres capaz de aceptar que en la vida todo cambia, te das cuenta de que todo es incertidumbre y si eres capaz de soltar el control, sentirás que el miedo desaparece.
Reflexiona sobre todas las ocasiones donde has transformado el dolor en sufrimiento y date cuenta de que después de esa etapa siempre ha habido un cambio y siempre ha sido a mejor, te ha hecho más emprendedor, más sabio, más fuerte, con más resiliencia.
No veas la incertidumbre como un motivo para sufrir, sino como una oportunidad para mejorar. Deja de etiquetar el dolor como algo malo y procura verlo como una experiencia humana normal.
Al igual que un águila a los cuarenta años, tiene que retirarse a lo alto de una montaña, porque su pico y sus garras se han curvado tanto que aparte de provocarle un intenso dolor, no le permite ni cazar, ni comer y tiene que tomar la decisión de arrancarse el pico, las garras e incluso las plumas, saliendo así reforzada, a nosotros, a ti, en algún momento de tu vida te tocará retirarte para aprovechar la oportunidad que la vida te presenta en ese momento.