Emoción y enfermedad

blog image

Una mala gestión de tus emociones va a hacer que enferme tu cuerpo

Qué pasa cuando estás metido en un bucle, uno de esos en los que es imposible dar respuesta a qué fue antes, el huevo o la gallina…

Es realmente importante la cantidad de gente que acude a terapia, a consulta médica o a orientación porque están con un dolor en alguna parte del cuerpo y por mucho que van a diferentes profesionales médicos y se hacen infinitas pruebas, en todas y cada una de ellas el diagnóstico es el mismo: las pruebas salen perfectas, no hay nada alterado en los resultados.

Es importante entender que cuando cualquier persona de éstas llega a nosotros, lo hace en un estado de ánimo derrotista, el letrero luminoso de salida está apagado y su discurso es del tipo “no sé qué hacer…”, “Es que me duele…”, “tengo miedo porque ya no sé qué hacer porque si me empieza a doler…”, “Es que cada vez puedo hacer menos cosas…” Normalmente la principal fuente de todo su mal reside en algo a lo que no se está queriendo mirar, algo que no está queriendo hacer.

Nuestro cuerpo es una máquina perfecta, un motor de energía que necesita estar bien equilibrado. 

De la misma forma que cuando salta un chivato en el coche lo llevamos al taller a arreglar, nuestro cuerpo usa diferentes chivatos, el problema es que no tenemos un libro de instrucciones con el que asociar cada una de esas señales y por tanto:

1.        Hay señales que pasan inadvertidas, porque no tienen una repercusión significativa en nuestro funcionamiento diario. Por hacer una analogía con el coche, el Start and stop deja de funcionar y suele ser indicativo de que la batería empieza a estar baja, pero no se ilumina nada en el tablero del coche.

 

2.        Hay otras que, aunque las reconocemos, consideramos que es mejor no mirar porque:

·      no estaría bien visto tomarlas en consideración.

·      consideramos que tenemos que estar por encima de ellas o podemos con ellas

·      podemos perder otras oportunidades si paramos.

·      ¿qué van a pensar los demás?

·      mejor no prestar atención a ver si va a ser algo grave…

·      no me fio…

Aquí podemos meter todas y cada una de las luces naranjas que aparecen y que a veces nos negamos a prestar la atención debida, dejando que continúen encendidas y sin revisión durante un tiempo prolongado o cuando tras tres horas de conducción el coche nos avisa que sería recomendable hacer una parada.

Nuestro cuerpo no tiene luces que se encienden, pero sí tiene una forma de decirnos que es tiempo de tomarse algo con más calma y realizar una revisión. ¿Cómo lo hace? Bien haciéndolo visible en el cuerpo, eccema, erupción, perdida de cabello, hinchazón, rojez… o transformando la circunstancia en dolor, ansiedad o angustia.

La primera fase ante cualquier situación de este tipo la sabemos todos, acudir a un especialista para tratar los síntomas. 

La cuestión es que normalmente los síntomas son indicativos de algo más, y si lo prescrito surte el efecto deseado, los síntomas desaparecerán, continuaremos con nuestra rutina, aunque el problema de fondo quedará latente y a la espera de volver a aparecer en cualquier momento.

Aquí es donde nuestro cuerpo se convierte en una máquina más que productiva. Cambia el flujo de energía, la desplaza para mitigar el dolor y crea nuevos flujos para seguir siendo eficientes. 

El problema llega cuando el parche deja de funcionar, se genera otra circunstancia diferente a la anterior pero similar y de esta forma empezamos a despistarnos respecto a la raíz de todo.

No querer hacernos cargo de nuestras circunstancias, suele ser el origen de la mayor parte de nuestras enfermedades.

1.        No saber decir, no.

2.        No ponerse en primer lugar.

3.        Hacerse cargo de otros, en vez de uno mismo

4.        Negarse a escuchar

5.        Querer controlar las circunstancias

6.        No hacer por miedo a…

Una mala gestión emocional causa más problemas a nivel físico que cualquier golpe fortuito contra un muro o una pared.

Siento decirlo, pero somos ajenos a nosotros y a nuestras emociones, hemos creado un mundo paralelo a nosotros donde somos aquello que los demás desean o lo que creemos que los demás desean, a pesar de nuestras circunstancias: ser de alguna forma perfectos, fuertes, independientes… cada uno dando un significado diferente a estos parámetros y cargándonos de una presión que llegado un determinado punto, si no le prestamos la debida atención, buscará la forma de salir.

No veas el dolor en tu cuerpo como un problema, no lo vivas con angustia o pienses que te está fallando, todo lo contrario, agradece que esté ahí porque te está avisando de que hay algo a lo que es necesario que empieces a prestar atención, hay algo que tienes que cambiar.