El liderazgo entendido como trabajar para que el otro vea su imagen real.
La forma en la que vemos a los demás determina en gran modo quienes somos.
Esta premisa en relación con el liderazgo se convierte en algo de máxima importancia y a tener en cuenta.
Expliquémoslo un poco…
Cada uno de nosotros puede tener una idea de cómo es, pero cuando se relaciona con otras personas, éstas le hacen de espejo. De modo que cuando yo estoy recibiendo un feed back en el que me dicen que soy una persona inteligente, aunque yo de primeras no lo crea o no considere que sea para tanto, esas palabras crean en mí una semilla de duda en positivo. Empiezo a observarme de otra manera. Y cuando una y otra vez recibo este tipo de información, ya no es que dude, sino que mi comportamiento empieza a cambiar en base a esa nueva creencia.
Esto pasa tanto en sentido positivo como puede ocurrir en sentido negativo.
Si a un niño, ante cualquier circunstancia, se le repite de continuo que es malo, esto afectará a su conducta y lo más probable es que ésta vaya a peor. Mientras que si ante la misma conducta lo que hacemos es hacer hincapié sobre sus cualidades o talentos, éstos se multiplicarán y se harán más visibles.
Nuestras palabras poseen un gran poder, pero no somos conscientes de ello.
Un buen líder lo que hace, o debería hacer, es sobre todo observar. Ser capaz de percibir las cualidades, las habilidades que tienen los miembros de su equipo, ayudarles a ser conscientes de dichas cualidades que poseen y finalmente potenciarlas.
Un líder no es alguien que cuenta con un montón de seguidores, no es alguien al que la gente sigue porque teme, no es alguien que moviliza desde la presión.
Un líder es alguien que crea nuevos lideres, alguien que hace que la gente aproveche su máximo potencial porque les ha hecho de espejo, les ha reflejado lo que son capaces de hacer y ha conseguido que cambien el concepto de sí mismos, un autoconcepto que nos les permitía desarrollar sus cualidades.
En muchas ocasiones se habla de hacer brillar al otro. No sé. Quizá más que hacer brillar sea reflejar la imagen real del otro, muchas veces distorsionada por esas palabras a las que se les dio demasiado poder.
¿Qué opináis?