Cómo nos puede ayudar la sinergología a detectar emociones

Que hay una relación entre cuerpo y mente es obvio, y que las emociones pueden leerse en el cuerpo, también.

Nuestro cuerpo va a ser el primer chivato a la hora de saber en qué emoción estamos.

La Sinergología nos da herramientas con las que resulta muy sencillo hacer consciente la emoción que estamos viviendo y como dice Roberto Aguado

Una vez que somos conscientes de la emoción en la que nos encontramos, va a ser más fácil salir de esa emoción si no es conveniente o si lo es, disfrutar más de ella.

Cuando entramos en una emoción, dependiendo de si es placentera o displacentera, se va a producir una tensión o una relajación de los músculos, incluyendo los de la cara, pudiendo provocar que el tamaño de uno de los ojos sea mayor o menor; vamos a manejar más un lado del cuerpo. Seremos más o menos comunicativos y nuestra gestualidad tendrá unos items más marcados que otros.

En un principio resulta más sencillo verlo en los demás, lo que nos puede servir para ayudar a otras personas o incluso como entrenamiento.

Más tarde y utilizando la auto-observación podremos detectar en nosotros mismos si estamos en la emoción adecuada para cada situación y una vez que somos conscientes podremos cambiarla si fuese necesario.

Podremos detectar cualquier emoción incluso cuando nuestro interlocutor pretenda engañarnos o esconderla.

La verbalidad, como siempre insistimos, puede mentir, pero EL CUERPO Y SU GESTUALIDAD SIEMPRE NOS DIRÁ LA VERDAD

A lo largo del día vamos fluctuando entre emociones, dependiendo de las circunstancias que vivimos. Nuestro cuerpo nos acompaña en cada una de ella y siempre observaremos cómo el estado observado prima sobre el estado teórico.

Así con la sinergología leeremos

el nivel de tonicidad CON LA FASE TÓNICA

el nivel de placer CON LA FASE SENSIBLE AFECTIVA

el nivel de egocentrado CON LA FASE DE LAS REPRESENTACIONES

y todo ello nos ayudará a identificarlas.

El indicador más fiable será la cara y el cuerpo nos servirá como medio para verificar si la emoción percibida en la cara, se ajusta.

Como dice Antonio Damasio

"Si no hay emoción, no hay decisión"

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