La clave es: Controlar la respuesta

blog image

No podemos controlar la realidad pero si podemos controlar nuestra respuesta ante la misma.

En cierta ocasión, un noble, hombre rico de un pueblo se enamoró perdidamente de una mujer del pueblo. De cara a cortejarla existían dos problemas, el primero y menos importante era que la mujer no pertenecía a su misma clase social, pero era tan bella que su círculo de amistades enseguida se olvidaría de esta circunstancia y el segundo y mucho más importante era que ya estaba casada con el carpintero del pueblo.


El hombre empezó a mostrar interés en ella, a rondarla y a insinuarse con la esperanza de que seducida por el interés que mostraba por ella de un hombre de alta alcurnia y rico ella abandonará a su marido, pero no fue así. De hecho la mujer se mostró completamente indiferente.


Al ver que eso no era suficiente el noble empezó a agasajar a la mujer con todo tipo de regalos, los cuales ,ella rehusaba amablemente haciendo que el criado, la misma persona que los llevaba, se los devolviese , empezando a crear frustración en el aristócrata.


Mientras tanto, los amigos del carpintero curiosos ante la situación que se producía y la actitud del noble, le preguntaban:-¿ pero, es que no vas a hacer nada? Él se limitaba a mirarles con cariño y seguía a lo suyo.


El noble entretanto, llegó a la conclusión de que si quería poseer a esa mujer tendría que desembarazarse del carpintero.

De este modo, sabiendo las circunstancias del carpintero y que no contaba con medio de transporte, le propuso un trabajo en otro castillo que tenía en el siguiente pueblo a 2 horas a caballo de allí. El noble pensaba que al carecer de caballo el hombre permanecería en el castillo haciendo el trabajo hasta que lo terminara. Y por lo menos tendría para unas semanas.

Acordaron un precio y el carpintero fue para allá.


Esa misma jornada sabiendo que el carpintero no estaba se acercó a la noche a la casa de la mujer, llamo a la puerta y... abrió el carpintero. Quedó conmocionado, ¿pero qué hacía ahí?

Informado por sus sirvientes se enteró que con parte de su sueldo el carpintero había comprado un caballo. Éste le permitía volver a su casa todos los días.

Su plan había salido mal. Pasadas las semanas de trabajo que duró el trabajo pensó que el único problema había sido la distancias, así que decidió mandarle hacer otro trabajo algo más lejos en un pueblo donde también tenía posesiones pero esta esta vez a 6 horas a caballo de distancia de su casa. El carpintero no podría volver y le haría una oferta monetaria por el trabajo que no podría rehusar


El carpintero aceptó y el noble lo vio partir a caballo de madrugada. Mientras pasaba el puente del ancho río del pueblo sonrió pensando que en esta ocasión saldría victorioso en sus intenciones. Esa misma noche, volvió a acercarse a la casa del carpintero, llamó a la puerta y para su decepción y asombro fue el carpintero quien volvió a abrir. Pero ¿cómo era posible?


El carpintero se dió cuenta de que a caballo eran 8 horas y era imposible regresar todos los días a casa, pero con una parte del dinero compró una barca que le acercaba a su casa en 2 horas para la frustración de su" jefe".


El carpintero nos enseña que:

NO PODEMOS CONTROLAR LA REALIDAD PERO SI PODEMOS CONTROLAR NUESTRA REACCIÓN O NUESTRA RESPUESTA ANTE LA MISMA.