La emoción y el mensaje

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La emoción usada al comunicar condiciona la recepción del mensaje

Cuando trabajamos con personas el mensaje que podemos querer enviar, el contenido del mensaje, tiene muy poca importancia si la emoción y la gestualidad no le acompaña. 

Nos autodenominamos seres racionales, pero a tenor de las vivencias de cada uno, podríamos pensar que esto no es así. Entramos en situaciones de estrés, ansiedad, enfado, asco… de una manera muy fácil, como si esa capacidad de razonar estuviera ausente. En esos momentos somos más como el resto de animales de los que nos queremos separar con la cualidad de la racionalidad. 

Nuestro sistema límbico es el  "encargado" de las emociones y de la gestualidad por lo que podemos determinar que si no hay una  determinada intensidad de emoción, no hay gesto. De hecho, a mayor intensidad emocional, mayor será la gestualidad. Un ejemplo lo tendríamos en los países asiáticos donde hay más trabajo de autoconocimiento y de gestión de las emociones y por ello, hay menos gestualidad. 

La emoción debería ser como uno de los chivatos del salpicadero del coche que te indica que tienes que cambiar el aceite o debes repostar. 

En el caso de la emoción es un chivato que te está indicando que hay algo que tienes que solucionar, y al igual que si te salta el chivato en tu coche no vas a echarle gasolina a otro coche diferente, cuando te salta el chivato del enfado en ti, debes mirarte a ti, no a la persona o personas que puedes tener al lado. 

Cuando aparece la gestualidad siempre hay un no dicho o una incongruencia entre lo que se dice y lo que se piensa, como cuando dices que algo o alguien me gusta y realmente no es así y te produce rechazo, asco, algún gesto relacionado con estas emociones aparecerá.

Debemos tener en cuenta que la emoción es lo primero que le llega a nuestro interlocutor, y si la emoción no es la adecuada, la gestualidad tampoco lo será, y el mensaje que puede ser muy bueno, se quedará por el camino por mucho que como ser racional lo hayas meditado para que las palabras sean las más adecuadas posibles. 

Siempre ocurre lo mismo, si no hay auto observación, el mensaje no llega de la manera correcta porque habrá una emoción no validada y probablemente no es la indicada para poder transmitirlo. 

De modo, que si quieres emocionar con tu mensaje, si quieres que tu mensaje llegue, asegúrate de estar en la emoción adecuada, el resto fluye solo.

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