MIEDO O ANSIEDAD

blog image

Diferencia entre miedo y ansiedad

¿Lo que estoy sintiendo es Miedo o Ansiedad?


Para poder identificarlos hace falta tener claras unas premisas.


EL MIEDO está provocado por estímulos peligrosos que nos hacen temer por nuestra vida. Hay un peligro real presente o inminente. Las reacciones son rápidas y viene provocadas por la amígdala.


LA ANSIEDAD, en cambio, son interpretaciones que nosotros creamos de lo que consideramos una amenaza o un peligro (prueba médica, hablar en público, saltar en paracaídas...) La reacción siempre viene tras una valoración cognitiva. Un suceso desencadena nuestro diálogo interno, que a su vez nos pone en la realidad más complicada.


En un porcentaje muy alto, estas ansiedades no tienen razón de ser, somos, nosotros mismos, los que imaginamos posibles amenazas que finalmente no quedan en nada. Como decía Mark Twain: "He tenido miles de problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca sucedieron en realidad"


En la ansiedad normalmente reaccionamos con la misma plataforma de acción que con el miedo

o HUÍDA o PARÁLISIS o ATAQUE


La huída y la parálisis son más habituales, el ataque se da en menos casos.


Cuando sentimos ansiedad dejamos de hacer. Esos escenarios oscuros, tétricos que creamos, nos desaniman y acabamos frustrados cuando vemos que alguien coge nuestra idea y la lleva adelante. La ansiedad no nos permite gobernar nuestro barco, de hecho, dejamos el timón haciendo que nos resulte realmente complicado salir de nuestra zona de confort.


Deberíamos preguntarnos... ¿qué es lo peor que nos puede pasar? o mi pregunta favorita ¿y si sí? Y ahora emulando al gran Jorge Bucay, os dejo un cuento que escribió Irache Lanero y que creo que va perfectamente con el tema.


El Sr No Puedo, vivía en el pueblo llamado INTENTAR.

Todas las mañanas se ponía el despertador a las 7:30, pero el Sr. No Puedo hasta las 8:00 no se levantaba "es que no sé por qué pero las piernas no van, los ojos no se abren, hace frío..." cada día una excusa, cada día un pretexto para no cumplir con la hora. Así transcurría después el día. Había que ir al mercado a por comida pero "es que no sé por qué pero no puedo " Su vida era una continua angustia, el Sr. No Puedo trazaba planes, quería hacer cosas y siempre surgían los mismos miedos y excusas: "y si de camino al mercado me patino con una cáscara de plátano y me rompo una pierna, y si me levanto cuando tengo frío, cojo gripe y después pulmonía, y si quedo con los amigos y después no aparecen, me quedo sólo, me atracan, me roban las llaves de casa y la desvalijan" Cada pensamiento peor que el anterior y siempre compitiendo para que el Sr. No Puedo, no hiciese.

Una tarde en la que el Sr. No Puedo se había quedado sentado en un banco del parque, por no cruzar la calle por si le atropellaba un coche o simplemente por no perder ese banco tan chulo (puesto que tenía intención de volver), pasó por allí la Sra Sí Puedo. La Sra Sí Puedo era todo lo contrario al Sr No Puedo. Mujer feliz, amable y encantadora, siempre con pasos hacia adelante, viendo constantemente oportunidades de avanzar y nunca "intentando" sino haciendo, fuera cual fuese el resultado, porque la Sra Sí Puedo sabía a ciencia cierta que aunque el resultado no fuese el deseado siempre podía volver a hacer para mejorarlo y conseguir aquello que quería.

Aquella tarde el Sr. No Puedo y la Sra Sí Puedo comenzaron a hablar y pronto vieron en el "PUEDO" una conexión. La cuestión era cómo conseguir que ambos caminasen en una misma dirección y sin casi darse cuenta, tras una de las muchas excusas del Sr. No Puedo descubrieron la solución. Y SI...SÍ, le contestó la Sra Sí Puedo al Sr. No Puedo. Y si simplemente... Y si Sí.

El Sr. No Puedo no tuvo más remedio que reflexionar, ¿qué era lo peor que podría pasar, y si Sí?

A partir de ese momento el Sr. No Puedo antes de cada excusa puso un y si sí, y se dió cuenta de que no pasaba nada. Al contrario, cada cosa que se proponía la hacía. Al principio no fue fácil porque su diálogo interno habitual le ponía trabas, pero por cada traba había un "y si Sí" y la práctica dio lugar a nuevos descubrimientos con los que el Sr. No Puedo se sentía más feliz.

Junto a la Sra Sí Puedo aprendió a ser feliz en la práctica y no en el resultado y que los errores más allá de jugar en su contra, lo hacían a su favor.

El "y si Sí" se convirtió en un lema con el que hoy junto a la Sra Sí Puedo disfrutan de la vida.