Fluye como un río

En nuestro día día vemos ejemplos constantes en la naturaleza de cómo hay que vivir, de cómo sería la manera ideal de tomarse las cosas y quizás el más sencillo es el del río.

El agua del río fluye libre con lo que se va encontrando y no le importa si el cauce es mas o menos ancho ,si tiene más o menos piedras, según se va encontrando con circunstancia el río se adapta y sigue fluyendo y sus aguas están plenas de vida.

Cuando una parte de ese río se queda obstruida en una esquina del cauce, ese agua se estanca, no hay movimiento, no avanza y deja de haber vida en ella.

Lo mismo nos ocurre a nosotros cuando a una circunstancia la llamamos problema y sobre todo cuando somos incapaces de quitarnos esa idea de la cabeza. En ese preciso momento es cuando nos convertimos en agua estancada y no avanzamos.

Estamos tan centrados en el problema, estancados como el agua, que no somos capaces de ver la solución hasta que una nueva circunstancia llámese una crecida del río, una tormenta, un árbol que cae al otro lado del río...arrastra ese agua estancada, mueve el foco que tenemos puesto en la circunstancia y el problema se queda en nada y lo que antes te atormentaba, ahora ya no te inquieta .

Debemos fluir como el río, la realidad es como es, no va a cambiar a nuestro antojo y cuanto más insistamos en ello, más estancados nos quedaremos.

Recuerda que la realidad no va a ser como te gustaría que fuera, ni cómo debería ser, ni cómo te dijeron que sería... La realidad es como es. Así que acepta y fluye como el río.