¿Por qué nos cuesta cambiar?

blog image

En todo proceso de cambio existe una fase de RESISTENCIA.

Por todos es sabido que el duelo es un proceso que ante la muerte de una persona hay que pasar.

Este proceso tiene distintas fases en las que las emociones van cambiando hasta que finalmente llegamos a una fase de integración.


Del mismo modo, cualquier proceso de cambio sigue esta misma pauta y en él se dan una serie de características que es importante no perder de vista, puesto que harán que este proceso sea mucho más sencillo de entender, tanto por nuestra parte como por parte de los demás.


Estos procesos de cambio o adaptación a nuevas circunstancias se basan en dos variables, la confianza en uno mismo o nuestro nivel de energía y el tiempo, que es el que hace posible que nuestras emociones vayan cambiando según va cambiando nuestro nivel de confianza.


Siempre que nos planteamos un cambio o nuestra vida está expuesta a uno, partimos de la premisa de que nuestro nivel de confianza no está tan alto como debiera. De hecho si lo estuviese ese cambio no sería tan necesario. Así pues, metido en preocupación observamos cómo algo debe cambiar y presentimos dicho cambio,


No saber qué es lo que supone dicha variación nos genera miedo, un miedo que es probable nos provoque cierto estado de shock, porque ¿hasta qué punto dicho cambio va a ayudar o no? ¿nos conviene? ¿lo controlamos?..

Como en un proceso de duelo, la inminente muerte un familiar nos mete en este estado y en su emoción asociada de miedo.


Pasado la primera fase de shock el miedo se transforma en enfado, en irritación, ¿por qué pasa esto?

Mi mente se resiste a aceptar que tenga que ser así, no acaba de entender bien el por qué de la necesidad modificar conductas y llega a la frustración. Porque mi mente no quiere cambios pero yo, mi ser, sabe que algo debo hacer, más que nada porque lo que está viviendo no le gusta, no aporta, no es pertinente y porque entiendo que estoy sufriendo.


Y llegamos a la base de la curva, sumido en tristeza y aceptando desde nuestra parte racional que es importante tomar un nuevo rumbo.

En cierto modo la nostalgia nos invade, porque dejamos atrás actitudes aprendidas, respuestas automáticas que ahora vemos no han sido lo pertinentes que debieran.


Aquí es cuando todo empieza a cambiar, cuando las emociones se transforman en placenteras, cuando empiezo a ver la luz después de un túnel de oscuridad, cuando la aceptación pasa de racional a emocional y comienzo a darme cuenta...


¡Qué importante es darse cuenta!


Por que a partir de aquí la curiosidad y el entusiasmo por lo que me espera unos pasos más adelante hacen que se produzca una apertura a nuevas formas de ver la vida para llegar a una última fase de integración donde mi confianza ha subido y mis emociones ya no me condicionan.


En todo proceso de cambio existe una fase de RESISTENCIA.


Entendemos que es así, no lo juzgamos, lo respetamos. Cada persona pasa por el suyo y como he dicho en un principio el tiempo es la variable que influirá en dicho proceso y que habrá que respetar.