Se puede aprender a leer la gestos y de hecho cada uno de los gestos tiene un por qué y cada zona que pica también.

No lo podemos evitar y es que cuando existe algo que dices tu cuerpo fisiológicamente reaccionará para segregar una substancia, la CATECOLAMINA, que hará que te sea prácticamente imposible evitar el rascado.

Tu cerebro límbico y tu cuerpo en ese mismo momento se alinean mientras que tu cortex cerebral analiza si es prudente verbalizar o no aquello que estás pensando.

Es así como podemos averiguar y saber si a un entrenador le preocupa o no que un jugador no pueda jugar y tenga que suplirle.

"no me preocupa, si XXX no está en condiciones de jugar sacaremos a YYY en su lugar"

Y en ese preciso momento con los dedos índice y pulgar se pinza la nariz y acto seguido se rasca la mandíbula.

LECTURA

Percibo un problema sacando al suplente y me molesta esta situación

Tan sólo lo ha imaginado pero su cerebro límbico, el de las emociones, el que no sabe mentir, ha enviado el impulso necesario para dejar salir el malestar.

Con personas que están aprendiendo la respuesta habitual es: "Ya pero es que realmente me pica"

Sí, sí, te pica y te tienes que rascar pero el desencadenante viene de la emoción y la segregación de catecolamina.

La emoción siempre precede a la verbalidad así que los gestos se darán antes o simultáneamente a lo que digamos.

Gestesia puede ayudar a esto y mucho más, dado que entender las emociones y cómo estas repercuten en nuestro lenguaje corporal es una herramienta de gran ayuda y mucho más si se aprende a gestionar esas emociones.

No olvidemos que en nuestros orígenes los gestos formaban parte de la base comunicacional y que hoy en día antes que a hablar aprendemos a gesticular y a imitar.