Sentirse culpable

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Qué implica sentirse culpable.

ME SIENTO CULPABLE


¿Qué esconde esta afirmación?


Sentirse culpable DE o POR algo puede significar que me responsabilizo de haber dañado a otra persona. Me juzgo y me acuso.


Curioso puede ser el hecho de sentirse culpable sin que el otro sienta que le hemos dañado.


¿Por qué pasa esto?


Al final lo que esconde la culpa es también el hecho de que nos ponemos en el lugar del otro. Pienso en qué sentiría yo si me hubiese pasado, me identifico y me pongo en el lugar del otro.


Esto se lo debemos a las neuronas en espejo que curiosamente en el cerebro humano se localizan en el área de broca y en la corteza parietal, por lo que están relacionadas con el lenguaje. Están asociadas al aprendizaje y el neurólogo Vilayanur S. Ramachandran las asocia también a la empatía.


Gracias a estas neuronas en espejo podemos comunicarnos sin hablar, haciendo una escucha activa, estableciendo una verdadera comunicación con el otro, una comunicación integral.


De esto podríamos deducir que en cierto modo siento, en base a experiencias pasadas y educacionales, cómo se siente el otro, aunque repito que puede que no sea así y simplemente estemos suponiendo.


De esta forma generamos expectativas sobre nosotros mismos y nuestra forma de actuar y nos juzgamos si no las cumplimos.


La culpa no se dá exclusivamente si lo que causamos conlleva dolor, también sucede si imagino una exigencia y la doy validez.


El concepto RESPONSABILIDAD es una parte importante en la emoción de la culpa.


Si me siento responsable, si creo o pienso que podría haber evitado el daño, la culpa como emoción adquirirá una dimensión más amplia ya que ese asumir mi responsabilidad hará que mi intención inmediata sea la de REPARACIÓN DEL DAÑO CAUSADO.


Puede que consideres que la culpa en una emoción displacentera innecesaria pero nada más lejos de la realidad. Su función de reparación asociada a la misma la dota de una gran valor.


Reconocer las emociones, empatizar, entendiendo cómo funcionan las neuronas en espejo, dominar la comunicación no verbal y la práctica de la escucha activa consiguen que establezcamos una verdadera comunicación con el otro, una comunicación integral.