Soñar despiertos a veces no es bueno

blog image

A veces las pesadillas son peores cuando estamos despiertos.

Estaba con unos amigos con los que había planificado una salida preciosa a la montaña. Todos los planes estaban hechos, distribución de coche, comida, trayecto, incluso teníamos mirado el tiempo que iba a hacer.

El viaje no nos llevaría más de hora y media, por suerte, la montaña no nos pillaba demasiado lejos, una vez allí, el desafío era una caminata de unas tres horas de ascenso.

Allí estábamos, al inicio del camino, mochilas al hombro, tan solo quedaba empezar a andar.

La dificultad de la ruta era media, así que el camino se hacía fácil, a nuestro ritmo, contándonos nuestras diferentes batallitas.

¿quién nos iba a decir que en medio de la nada aparecería una serpiente?

Menos mal que tenemos a Mikel, uno de los más valientes del grupo al que algunos llaman inconsciente. No lo dudo, cogió su bastón de travesía y empujó ligeramente a la serpiente para que desapareciese entre los matorrales, el problema fue que la serpiente, lejos de irse, se revolvió y le mordió por encima de la bota.

¿Y ahora qué hacemos?

Me quedé sin aire, paralizada, estábamos a varias horas del Hospital más cercano, Mikel, con una mordedura de serpiente y nadie en el grupo con nociones suficientes sobre qué hacer en este caso.

El agobio es poder del grupo y Mikel comenzó a sentir que le faltaba el aire.

Nos organizamos como pudimos, y entre varios lo llevamos hasta el coche y Mikel estaba cada vez más pálido, no sabíamos si llegaría vivo al hospital.

Alguien toca mi hombro y comienzo a oír que me llaman. Levanto la mirada y veo a mi hija que me pregunta que qué estaba pensando.

Aún me cuesta unos segundos responder, volver al presente fue el final de mi agonía. Cogí el café que me habían servido en el bar, le pegué un sorbo y la respondí: Nada cariño, tan solo un mal sueño.

 

Y es que no sólo soñamos con los ojos cerrados, nuestro día a día está plagado de miles de ensoñaciones que nos sacan de la realidad y nos hacen vivir situaciones terroríficas. 

Si no eres consciente de ello estarás sufriendo inconscientemente.